9 oct 2012

Cuentas Ajenas

Por. Jorge Ulloa
Tomado de la Revueltard.blogspot.com

 

Un ciudadano común y corriente, tan común y corriente como usted, entra a un restaurante a procurarse algo de comer con lo que su bolsillo le alcance. Ocupa la primera mesa que ve y pide el plato del día. Come tranquilo mientras ve que al fondo del salón no paran de ir los camareros llevando bandejas de exclusivos manjares acompañadas de lujosas botellas de vino a un grupo de señores que se encontraban allá sentados. El hombre, a todo esto, baja la cabeza y sigue comiéndose su arroz con habichuelas con una carnita media seca y una ensalada mareada  que ella misma sabe que no se la van a comer. Termina, pide la cuenta y le traen la factura.

-Disculpe, mozo- dice el hombre- parece que hay algún error, yo solo comí lo que me sirvieron.

-Me temo, Señor, que definitivamente usted está en lo cierto, sí, hay un error, esa cuenta es solo de lo que consumieron hoy, mire aquí, esta es la cuenta completa, la de lo que han comido durante los últimos ocho años.

Entonces saca una factura de dos metros de largo con un total que sumaba once dígitos. 

-¡Pero cómo va a ser! ¿Cómo es eso de que yo tengo que pagar por los que otros comieron?- replicó el cliente parándose del asiento.

-Así es, son las reglas de este restaurante.

-¿Y quiénes son ellos?

-Le recomiendo que no pregunte mucho, solo le diré que son los Tigueres del León, los que vinieron para quedarse. Le recomiendo que cumpla con su deuda, no querrá problemas con ellos.

-Pero aun en el caso de que yo accediera a pagar, es demasiado dinero, no puedo, esto es mi salario de todo un año.

-No se preocupe, los compañeros han pensado en eso y se la dejarán en cómodas cuotas que las podrá pagar en varios años. Sencillo, cada vez que usted compre algo pagará una partecita extra para cubrir la cuenta.  Aunque es obvio que requerirá de su sacrificio, se acabaron los lujos, trate de llevar una vida austera y verá como el dinero le dará para cubrir la cuenta.

Mientras tanto ellos discuten los camareros no paran de ir y venir llevándole los más lujosos platillos del menú a los señores del fondo.

-Es absurdo y completamente injusto, con lo que gano apenas da para mi, no puedo morirme de hambre por pagar una cuenta que no me corresponde -continuaba negado aquel hombre.
-No es para tanto, la cuenta no le toca pagarla a usted solo, mire a todos esos que están ahí fuera, son los pendejos, ellos también van a pagar, vaya a fuera, hable con ellos y dividan la cuenta. Ahora le pido que por favor se marche porque los comensales de la mesa redonda quieren el establecimiento para ellos solos. 

Ah, otra cosita, mira vaya a su casa, beba mucha agua, manténgase  hidratado porque ahora ellos van a empezar a beber y la resaca también la sufrirá usted.

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