El mercado laboral constituye el nexo por
excelencia entre las condiciones macroeconómica y el bienestar de los hogares,
en el caso dominicano, diversos autores han resultado dicha relación
estableciendo que la participación laboral constituye parte fundamental de las
políticas públicas. Pero inclusive la participación laboral puede esconder
formas atípicas de trabajo, como el
trabajo a tiempo parcial, donde la actividad laboral tiene una duración
inferior a la que realizan los trabajadores a tiempo completo en condición
comparable (OIT, 2015) .
Dicha condición puede esconder sub-ocupación de las horas laborales, dado que
existiría una proporción de la población ocupada que involuntariamente trabaja
menos horas de las establecidas, deseando trabajar más y estando disponible
para hacerlo.
El Gráfico 1 muestra la evolución de la incidencia del trabajo
a tiempo parcial (incluidos los cuenta propia) por sexo entre 2000 y 2016,
observándose que se ha mantenido constante en los últimos 15 años, aunque la
mayor incidencia en las mujeres es de carácter estructural. Cuando se compara
la correlación entre el porcentaje de trabajadores a tiempo parcial y el
crecimiento del producto se observa una asociación negativa, la cual se
verifica de forma más clara posterior a las crisis de 2003 y 2007.
Gráfico 1. Relación del porcentaje de trabajadores en jornada parcial por zona de residencia y crecimiento económico. (2000-2016)
Los resultados indican que el trabajo parcial no se distribuye de forma aleatria entre la población o la economía, siendo un fenómeno altamente extendido entre lo cuenta propia y los trabajadores de los sectores agrícolas y servicios; los jóvenes y mujeres. No obstante, aunque estos trabajadores presentan mayor vulnerabilidad e incidencia de la pobreza monetaria, registran salarios por hora superiores a los trabajadores comparables en jornada completa.
En
la Tabla 1
se presentan la incidencia y distribución del trabajo a tiempo parcial según
características seleccionadas, observándose que las mujeres enfrentan suelen
trabajar jornadas laborales de menos horas, en tal sentido inciden los factores
culturales como el de los roles tradicionales en el hogar, el trabajo doméstico
no remunerado y el estilo de trabajo de los cuenta propia, que representan el
59.9% de los trabajadores a tiempo parcial.
Tabla 1. Incidencia y distribución del
trabajo parcial,
según características seleccionadas, 2000 y
2016.
Fuente:
Elaboración propia a partir de la Encuesta Nacional de Fuerza de Trabajo y
datos del Banco Central.
Según
edad la incidencia del trabajo parcial juega una forma de “v”, siendo significativamente
mayor en los grupos etarios de mayor y menor edad, presentando los jóvenes una
especial sensibilidad, dado enfrentan salarios menores, verificándose en la
distribución que más del 40% de los trabajadores a tiempo parcial tienen menos
de 35 años.
Según
nivel de escolaridad, se verifica que los más educados tienden a participar en
menor frecuencia en trabajos a tiempo parcial, 26.4% de los ocupados sin
educación escolar están ocupados parcialmente, dicha incidencia es solo ligeramente inferior
(24.9%) entres quienes alcanzaron un nivel básico de escolaridad, dicha
incidencia continua descendiendo hasta los post-universitario donde solo 14.0%
de los ocupados laboran menos de 30 horas semanales. Referidos a la
distribución de dichos trabajadores el 73.2% se encuentra en los niveles
comprendido entre básica, secundaria y vocacional. Solo un 0.6% de los ocupados
parcialmente han extendido sus estudios mas allá de los universitarios.
según tipo de jornada
laboral y sexo, 2016
1
Solo considera población ocupada, empleados públicos y privados en edad de
trabajar.
Fuente:
Elaboración propia a partir de la Encuesta Nacional de Fuerza de Trabajo y
datos del Banco Central.
La
tabla anterior muestra que la incidencia no se distribuye de forma aleatoria en
la población ocupada, pero ¿se puede asociar el trabajo parcial a mayor
precariedad laboral?, para esto se visualizan en la Tabla 2,
tres dimensiones revisadas por (Rau, 2010) : la inestabilidad
laboral se aproxima a partir del tipo de contrato, en tal sentido se observa
que los trabajadores a tiempo parcial presentan contratos fijos en menor
proporción; el segundo elemento es la inseguridad social, medida por las
cotizaciones, donde se verifica menor nivel de afiliación en los trabajadores a
tiempo parcial y la insuficiencia de ingresos, reflejada en una mayor incidencia de la pobreza, pese a que registran
mayores ingresos por hora. Este mayor ingreso se explica teóricamente por una
mayor productividad.